Libro de visitas

¿Conservas algún recuerdo de Saturn que desees compartir?

¿Recuerdas el día que fue tuya o que la probaste por primera vez? ¿Tu primer o último juego? ¿Las partidas en familia? Todo aquello es parte de la persona que eres.

Me parecía muy bonito tener un lugar donde recopilar la historia de amigos y visitantes, no podemos permitir que esos recuerdos se pierdan.

Te animo a que participes incluso si no nos conocemos. Envía un correo a TheSaturnShrine en Gmail punto com, puedes incluir fotografías de aquella época, si las tienes. Por favor, no enviéis fotos de colecciones actuales, sino de momentos especiales en familia o fechas señaladas como Navidad y Reyes, recuerdos significativos.

Ah, mis amigos son muy entusiastas y eso es fantástico, pero si lo prefieres puedes centrarte en un recuerdo concreto y escribir mucho menos que ellos : )


Por Iván / marzo de 2022

Ciertamente, no recuerdo cuando fue la primera vez que supe de Sega Saturn. A decir verdad, es altamente improbable que no fuera mediante una de las cientos de revistas de videojuegos que compraba, a razón de varias mensualmente. En aquella era pre-Internet, las revistas lo eran todo, más allá de algún programa de radio o de televisión de carácter totalmente residual. De modo que, si querías actualidad, tus pasos acababan dirigiéndose diligentemente hacia la prensa escrita.

Por dar un poco de contexto, nunca fui Seguero. La primera consola que entró en mi vida fue una NES en los albores de los añorados años noventa, muy seguida de una GameBoy con el consabido Tetris. Mega Drive, tal y como me contó mi padre, era cara, y él escogió la consola que escogió con el coste como único criterio por bandera enarbolada, algo muy común para muchos de nosotros, sospecho.

Las personas solemos funcionar con dinámicas cómodas, tendiendo siempre a maximizar resultado con el mínimo esfuerzo a cambio. Buscamos lo fácil y rápido para con el objetivo buscado. Los psicólogos lo saben, y los gurús de marketing, pues también. Y desarrollar un sentimiento de pertenencia con un producto, una afinidad hacia la identidad de una organización, acaba en un apego y una fidelidad en la relación cliente-empresa.

De modo que, naturalmente, con dos consolas Nintendo en casa, era obvio y cómodo señalar a un enemigo, al otro bando, el de las consolas serias, y cuya publicidad se encargaba de foguear esta deriva en la prensa de la que antes hacía mención, naturalmente. De modo que, Mario era mi pastor, y Sega y su hardware algo lejano en mi caso, y con más bien poco interés en conocer sus realidades como prototípico prepúber soberbio de su ignorancia que entonces era.

Tras NES y GameBoy, el crecimiento orgánico pasaba por Super Nintendo, paso lógico pero tardío en mi caso, pues la 16 bits con el pack Super Mario All Stars la estrenaba casi con la puesta de largo de Playstation y Sega Saturn en Europa. Supongo que no era tan bueno persuadiendo como yo pensaba, aunque debo decir que si bien mi paso por la generación de 16 bits de la mano del Cerebro de la Bestia fue corto, lo disfruté enormemente, a la par que la incombustible GameBoy original me daba hasta Street Fighters, entre muchos otros.

Es, por aquel entonces, cuando tuve tres primeros contactos (si se me permite expresarlo de este modo tan poco ortodoxo) con Sega Saturn.

El primero de ellos, si la memoria no me juega una mala pasada, fue en un videoclub de la zona, en la que con cierta frecuencia tenian funcionando hardware exótico por aquellos entonces como Action Replays, o versiones NTSC de la Super. Ya entonces, saber que había consolas con diseños diferentes en otros países, y que el ritmo de las novedades funcionaba diferente según donde vivieras, era algo increíble, porque simplemente eran datos que a veces leía en las páginas de Yen de la Hobby Consolas, materializados en objetos tangibles y bien visibles.

En ese escenario fue donde pude paladear, y además sin esperármelo porque las sorpresas eran aleatorias, los primeros bofetones de 32 bits y más tarde, Nintendo 64. Fue donde tardé horas en pasar de la fase de negación a la aceptación viendo Resident Evil en Playsation, por ejemplo. Y fue donde vi Clockwork Knight de Saturn, y comprendí que lo que yo tenía en casa eran juguetes. Esas máquinas que iban con CD lo fueron todo desde entonces en la ensoñación del futuro para un chaval impresionable de aquel entonces, como el que suscribe estas letras.

Así pues, como digo, Clockwork Knight supuso el primer contacto con la nueva máquina de Sega, y hubieron tres cosas que me llamaron poderosamente la atención: el sonido, la profundidad de los planos de scroll, y el mando.

Sobre el mando ya hablaré más tarde, naturalmente. En relación al sonido, era prístino, cristalino, muy diferente a lo que yo tenía en casa y por supuesto al escándalo sonoro de cualquier salón arcade al uso. Me impresionó tanto como los gráficos. Tal vez fuera cosa del soporte CD, de la TV, o tal vez el apartado sonoro de ese juego es maravilloso y yo lo ignoro incluso actualmente, o todo en conjunto, pero sin duda, el apartado sonoro al ver aquel juego por primera vez contribuyó a que hiperventilase.

Respecto a los gráficos, qué decir. Venía ya bien acostumbrado al gran trabajo con los diferentes planos de scroll de Donald in Maui Mallard de Super, pero aquellos modelados, aquella profundidad, eso era diferente y me pareció venido del futuro. Es un título que en breves, a fecha de escritura de este artículo, estoy a poco tiempo de disfrutar emulado en la nueva hornada de portátiles que ya podrán digerir la complicada arquitectura de Saturn, y seguro, seguro que sonreiré al ver las cajas de juguetes de colores tiradas en el fondo de ese nivel que recuerdo ver jugar, aquella tarde, en forma de torpedo nostálgico dirigido a la línea de flotación de mis recuerdos.

Mis consolas, pues, a raíz de ese primer contacto con la 32 bits de Sega (Resident Evil fue posterior y a Nintendo ni estaba ni se la esperaba entonces), esa Sega Saturn con Clockwork Knight las convirtió en objetos decimonónicos para siempre.

El segundo contacto fue mediante una cinta VHS que regalaron en alguna revista. Peligrosamente Real. Presentaban la consola, algunos títulos, y fue el típico video que me ponía en bucle como el de Felices Novedades de Nintendo una y otra vez, soñando despierto con el futuro y la promesa de esas consolas nuevas. Recuerdo el Hornet 41 del Daytona teniendo un accidente y botando en el asfalto, yo pausando el video a cada frame para deleitarme con lo que me enseñaban. Recuerdo perfectamente calcar en la TV de tubo el culo del coche para dibujarlo, y escribir “Gallop” a mano porque no veía bien las letras por las rallas grises que atravesaban la pantalla con el VHS pausado. Creo que ese accidente es cuando al tipo del spot le salían los ojos por unos tubos.

Enseñaban Virtua Fighter, enseñaban muchas cosas que, además, me hacían sentir un poco mal por desear la consola del enemigo, como cincelaban en los tiernos cerebros de los muchachos de aquella época la publicidad y las inercias de las que antes hablé.

Por supuesto, el precio de las 32 bits provocaron el rechazo de facto de mis estimados Papá Noel y Rey Melchor, que jamás tuvieron a bien escuchar mis plegárias, tuviendo que conformarme con algun título puntual para mi 16 bits, el cual, además, acostumbraba a ser una medianía adquirida por la llamada de atención de la portada hacia el comprador y que, por supuesto, jugaba y exprimía durante meses. Eran otros tiempos.

El tercer contacto con Sega Saturn fue en casa del creador de Saturn Shrine, buen amigo del que suscribe estas letras desde la infancia, infatigable compañero escudriñando catálogos del Centro Mail en las últimas páginas de las revistas, y conocedor de la historia de Sega hasta niveles académicos.

Ahí se me agolpan demasiados buenos recuerdos como para ordenarlos cronológicamente, aunque fundamentalmente me vienen a la cabeza el diseño de la consola, el mando y Sega Rally. Sobre los dos primeros puntos ya hablaré más tarde, porque quiero detenerme especialmente con este título.

Tanto yo como mis amigos, tuvimos la suerte de vivir el punto álgido de los recreativos, tiempos en los que veías el mueble del Hang On, y a los pocos metros estaba Time Crisis en toda su gloria. Había mucho y demasiadas pocas monedas en los bolsillos, y ser selectivo era de capital importancia para darle un buen rendimiento a la jornada y a las cortas per intensas sensaciones a las que chavales jóvenes como nosotros podíamos aspirar. Y, querido lector, te aseguro que Sega Rally era uno de mis destinos predilectos como jugador. Ese juego era una aspiración, y ya olías el inmortal destino a leyenda que le aguardaba a esa creación de Sega por ese factor X que algunos selectos títulos guardan en su ADN.

Puedes detestar un juego, pero si eres un jugador con experiencia y honesto, detectas cuando un título es selecto, y sabe Dios que ver al Celica deslizarse de esa forma tan única, era imposible no asumir que Sega Rally era un pelotazo… y era el juego que acompañaba a la consola cuando todas las veces que la compré soñando despierto, y viniendo de Stunt Race FX de Super como máximo exponente de juego de carreras al que yo podía si quiera aspirar, era evidente que se trataba de toda una revolución saber que, eso, podía ser jugado en una consola doméstica al uso por inaccesible que esta fuera por precio.

Sobre la consola, como digo, ya la veía a varios metros de distancia en aquel humilde videoclub de barrio barcelonés, y la miraba y repasaba en casa del citado autor de esta web. Conocedor este buen amigo de mi exótico fetiche por el diseño del hardware en general, y por el de las consolas y mandos en particular, y sabedor de que podría llenar cientos de líneas pivotando alrededor de este asunto, haré el esfuerzo de concentrar en pocas palabras mi opinión.

Y no tengo más que girarme para ver las diferentes versiones de la consola que tengo en un expositor tras de mi para constatar por enésima vez que, Saturn, es una de las tres consolas con el diseño más atemporal y único que existe, en mi modesta opinión. Un diseño noventero y vigente a la vez, algo único porque incluso Neo Geo AES, cuyo diseño es y será por siempre uno de mis predilectos, bebe de aquellos años y no puede salir de allí. Pero Sega Saturn no desentonaría si fuese un diseño industrial en un sistema que se lanzara en pleno 2022, y podría defender detalladamente esta aseveración, pero no es el objeto del artículo que nos ocupa.

Sobre el mando, qué decir que no se haya dicho ya. No tuve Mega Drive, ni tuve sus mandos de tres y seis botones, aunque me consta que este último era excepcional y que el de Saturn es una evolución lógica.

Solo puedo hablar de los de Saturn, que tener tengo unos cuantos, y buscando a las musas de la inspiración para este artículo de opinión, saqué el Model 1 del expositor y lo tengo justo al lado del teclado. Tranquilo, estimado lector, porque como comenté, no voy a extenderme demasiado hablando de gamepads por respeto a quien me cede estos bits de espacio y por complicarle un poco la tarea al profesional sanitario que tenga que ocuparse de mi degeneración con estos temas, si se me permite el contrapunto informal al asunto.

En efecto, ese mando fue mi primer contacto físico con Sega Saturn. Ya entonces las sensaciones en mano me abrumaban, porque eso parecía sacado de una película del futuro. Negro mate y brillante juntos, un diseño extranjero muy alejado de lo que yo conceptuaba como mando al uso. Peso cero, seis botones, algo a lo que reconozco que jamás he llegado a acostumbrarme, y apunto 37 años mortales en mi haber, por cierto. Y esa cruceta, qué estrafalaria me pareció en aquellos primeros contactos, pero qué tierna y buena, pese a que hoy muchos discrepen. La cruceta merece artículo a parte, pero nuevamente, cuento de diez a cero y me disciplino. Con el tiempo, me fui haciendo con algunos Model 2 y con ese rediseño, Sega se marcó la mejor cruceta diseñada nunca, y esto creo que es poco cuestionable.

El diseño del Model 2 era más estándar, y bastante diferente a la primera iteración. Aún hoy no sabría con cual quedarme de forma definitiva, aunque estéticamente tengo meridianamente claro que el Model 1 es único, y es mi elección. Un Model 1 con la cruceta del 2 sería la perfección, pero eso quedará para siempre en el mágico mundo de los what if…

Tras aquellas tardes de gloria post-escolares, el tiempo fue pasando, y mis dotes de persuasión también. A Sega Saturn no le iban demasiado bien las cosas, era algo evidente que ibas comprobando cuando poco a poco quedaba arrinconada en la prensa escrita. Playstation devoró y amplió un mercado que poco tenía que ver con lo que había algunos años atrás, y las 24.990 pesetas que anunciaba la cartelería de un videoclub fueron suficiente estímulo para que el sistema de Sony entrara en casa, con Cloud y algunos hijos de Namco al poco acompañando.

Saturn, pues, quedó como algo residual en el particular imaginario de por aquel entonces, sabedor de que el hardware me venía por obsequio y no fruto de mi laboriosidad. Hubo que elegir y se escogió acertadamente, huelga decir.

Es con el paso del tiempo, como suele pasar con las cosas de la vida, que se le da la perspectiva óptima y justa a las cosas, y si bien Sega Saturn fue bastarda incluso para sus creadores, merece el esfuerzo de ser conocida ni que sea por profundizar en ese aura de sistema oscuro y enigmático que posee. Hay bancos de dinero, pero no hay bancos de tiempo, y el esfuerzo que la máquina exige sobre todo requiere de lo segundo. Pero, querido lector, te aseguro que este sistema siempre te devolverá con creces en forma de extrema satisfacción ese valioso tiempo que posees. Dale una oportunidad si no lo has hecho ya, descubre joyas conocidas, y deléitate con las escondidas. Es un sistema único e irrepetible. Y sobre el mando, ya me cuentas…


Por Óscar / abril de 2022

El primer recuerdo que tengo sobre la Sega Saturn fue en casa de mis tíos, ellos eran gemelos y mucho más jóvenes que mi padre estaban en plena adolescencia, por lo que con sus primeros trabajos y el poco dinero que ganaban compraban videojuegos y todo lo que tuviera que ver con la informática y ordenadores, les apasionaba ese mundillo, recuerdo ver sus habitaciones llenas de posters, revistas...

Cada fin de semana íbamos de visita a casa de mi abuela paterna y como ellos aun vivián ahí, mi hermano y yo pudimos disfrutar de todos los sistemas y videojuegos que ellos tenían, como por ejemplo Msx, Amiga 500, Megadrive o PlayStation, esto nos daba mucha inspiración cuando pedíamos nuestros deseos a los reyes magos, pues su casa para nosotros era como ir a Disneyland, un parque de atracciones de pura diversión y entretenimiento, rápidamente ese mundo nos atrapo y por este motivo cada año pedíamos una consola diferente aunque siempre que fuera de Sega, por alguna extraña razón que desconozco incluso a día de hoy, mi padre eran un fanático de la compañía del erizo azul hasta tal punto que sentía rechazo por todo lo que tuviera relación con Mario y Nintendo, hablando claro esta compañía en mi casa estaba absolutamente prohibida, por lo que después de tener sega Megadrive y sega Game gear el salto natural era la sega saturn.

Aún recuerdo la primera partida que jugué en aquel sistema de color negro y con capacidad para leer cd, me fascino esa interfaz llena de estrellas con el espacio exterior al fondo como si estuvieras dentro de una nave espacial, yo jamás había visto algo tan genial, tan moderno, tan revolucionario para mi era algo del futuro, suena algo exagerado quizá, pero si eres de los que te apasiona este hobby lo podrás entender.

Continuando la historia, en esa primera toma de contacto recuerdo jugar al Virtua Fighter 1 con mi hermano, a la versión que hoy día sabemos estaba llena de errores y que fue lanzada con prisas al mercado, pero que en su día mirando con ojos de niño, no prestabas atención a esos detalles, en mi mente no había visto nada tan realista, gráficos tridimensionales, luchadores con diferentes estilos, gritos de los luchadores fue una experiencia de esas que no olvidas y que te marcan dentro del videojuego no solo porque el primer juego de lucha que pude jugar sino porque no había visto nada en 3d hasta ese momento, me pasaba tardes enteras jugando al modo dos jugadores con mi hermano siempre que los hermanos de mi padre nos permitían jugar, cada semana hacíamos lo mismo una y otra vez, aun recuerdo ver una estantería que mis tíos tenían llenas de juegos de saturn, cuando eres pequeño tiendes a magnificar todo pero yo diría que al menos tendrían 30 juegos de saturn.

Pasados unos meses llego la navidad de 1996, mi hermano Fernando y yo pedimos por reyes la sega saturn, recuerdo los nervios que pase hasta la llegada del 6 de enero esa ilusión tan mágica que solo sientes cuando eres un niño, me imaginaba una hilera de camellos que subía hasta mi casa con sacos llenos de videojuegos y sega saturns jajaja.

Recuerdo aquel día 6 de enero porque fui el primero en levantarse de la cama aún era de noche calculo que las 5 la madrugada aproximadamente, salir de mi habitación super nervioso y cruzar un pasillo enorme hasta la sala de estar para darme la vuelta y ver un sofá lleno de regalos, justo delante en el suelo estaba la sega saturn, junto a la gran caja del arcade stick, encima del sofá estaba el Virtua Fighter 2, el sega rally, el christmas nights y la demo bootleg sampler fueron unos reyes magos increíbles porque más tarde aparecieron mis tíos y nos regalaron el Virtua cop 2 con la pistola.

En general fue una consola muy disfrutada y aunque no tuve muchos juegos en su época los exprimí al máximo, te hablare solo de los juegos que más disfrute cuando pequeño, por ejemplo, el sega rally mi hermano, mi padre y yo competíamos cada día a ver quién hacia mejores tiempos en el time attack arañando segundos en cada trazada o en el Virtua cop 2 donde matábamos a todos los enemigos de un disparo con la esperanza de alcanzar el ansiado Rank 1 en la parrilla de récords.

Tengo muy buenos recuerdos por ejemplo destrozarme los dedos de tanto jugar al Sonic r, intentando encontrar todas las medallas para desbloquear los personajes Secretos o la tensión que sentían descubriendo todos los secretos del casper ,este juego me maravillo, parece infantil pero en realidad es bastante complicado, me atraía mucho su misterio, otra anécdota de esa época era jugar con el reloj interno de la consola para ver como cambiaba de estaciones el christmas nights, esa demo me pareció super revolucionaria.

En definitiva, sega saturn guarda un lugar muy especial en mi corazón, por todos los recuerdos bonitos que tengo de aquellos años ojalá hubiera podido disfrutar de más títulos de ella cuando era pequeño, fue muy difícil comprar juegos de la consola de 32 bits de sega cuando aparecieron en casa la PlayStation y la Nintendo 64, en aquellos donde no tenía dinero y los juegos venían a cuenta gotas, elegir solo 1 era muy difícil.

Saludos Alexei te doy las gracias por el magnífico trabajo que haces no solo en esta increíble web dedicada a sega saturn sino también por tu excelente contenido en YouTube, seguía tu canal muy cerca, cada reseña o curiosidad que exponías en tus videos estaba impregnada de mimo y cariño hacia el mundo de los videojuegos, esto llamo mi atención y automáticamente me convertí en un gran admirador de tu trabajo, me siento orgullo de las cosas que haces, muy diferentes al resto con mucha identidad, espero que algún día todo ese talento que tienes te sea recompensado, te deseo toda la suerte del mundo y me alegra saber que a esa persona que tanto admiraba ahora se ha convertido en amigo!! ¡¡Viva LV-481!! ¡!Larga vida a saturnshrine.com!! ¡¡ Viva Sega!!

Nota de Alexei: sin amigos como Óscar y Fernando, a quienes conocí a raíz de proyectos anteriores en internet (Saturn nos unió), este sitio y algunos de mis vídeos antiguos no existirían. Cuando veía cómo evolucionaba el panorama retro y lo poco que yo encajaba ahí (ya no importaba jugar, divertirse entre amigos y aprender cosas nuevas, sino aparentar y llamar la atención), al final siempre pensaba en ellos, no podía retirarme. Es así, tal cual os lo cuento. Muchas gracias, de corazón.